martes, 22 de noviembre de 2016

HUECO EN EL ARMARIO

Cogió su colección de figuritas de porcelana, las envolvió en plástico de burbujas y las metió en una caja al fondo del armario. Donó la mitad de sus camisetas, de sus pantalones y de sus jerseys. Abrigos no tenía tantos. Cremas y perfumes también vieron mermadas sus filas. Casi tuvo que recurrir a un juez para determinar que libros y marcos de fotos recibían el indulto del trastero.
La mitad de su vida guardada, regalada u olvidada. 
Era el precio que debía pagar.
El precio por empezar a compartir su vida con otra persona.

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