sábado, 26 de noviembre de 2016

GULA I

Ella era tan dulce que él solo podía pensar en comérsela con la mirada.
Al final le provocó diabetes.

martes, 22 de noviembre de 2016

HUECO EN EL ARMARIO

Cogió su colección de figuritas de porcelana, las envolvió en plástico de burbujas y las metió en una caja al fondo del armario. Donó la mitad de sus camisetas, de sus pantalones y de sus jerseys. Abrigos no tenía tantos. Cremas y perfumes también vieron mermadas sus filas. Casi tuvo que recurrir a un juez para determinar que libros y marcos de fotos recibían el indulto del trastero.
La mitad de su vida guardada, regalada u olvidada. 
Era el precio que debía pagar.
El precio por empezar a compartir su vida con otra persona.

viernes, 18 de noviembre de 2016

SOBERBIA I



La cigarra y la hormiga estaban charlando tranquilamente a la lumbre una tarde de otoño, poco antes de la llegada del invierno. Mientras que la cigarra había disfrutado del verano cantando y saltando por los campos de la región, la hormiga, junto a sus hermanas, no había hecho más que trabajar buscando y almacenando alimento para pasar el invierno.
- Nunca entenderé como las hormigas soportáis vuestra vida. Todo el día trabajando en lugar de disfrutar. Y, ¿para qué? Para compartir el hormiguero con millones de compañeras con la cara igual de larga que la tuya. No sé por qué no aprendes de mí. Si fueras la mitad de inteligente de lo que somos las cigarras seguro que…
La hormiga se había levantado hacía ya rato para seguir trabajando mientras su invitada continuaba con su perorata.
- … y mi maravillosa voz. Ya quisieran el resto de insectos de la región tener si quiera parte de mis dotes…
La cabeza de la cigarra seguía voceando y presumiendo, ignorando la presencia de su anfitriona que, laboriosa y humilde, continuaba guardando en la despensa las partes desmembradas de la cigarra. Pronto comprobaría si además de buenas cantantes, las cigarras también eran sabrosas.

martes, 15 de noviembre de 2016

IRA I

No podía creer lo que le acababa de suceder. Desde ese mismo instante se prometió a si mismo que no pararía hasta acabar con la humanidad. Devastaría cada rincón de este planeta hasta convertirlo en una tierra esteril y sin vida. Asolaría pueblos y ciudades, tierra y mar hasta que no quedase nada que salvar. Destruiría otros planetas si fuese necesario. No pararía.
No pararía hasta que su madre le comprase ese coche rojo de juguete.