Ya voy, solo me faltan los tacones – le dijo a la pequeña ayudante cuando le fue a avisar de que quedaban tan solo cuatro minutos para salir a escena. Se retocó los labios, se alisó las arrugas del traje y, decidida, salió del camerino y se dirigió entre el atrezo a su posición en el escenario. Hoy sería su gran debut y no podía fallar nada. El telón subió y un gran foco la iluminó.
- Cariño, ven que te presente a mis padres.
Sentado en el sofá descubrió a su público. Más le valía actuar bien.
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